Una de las ineficiencias más significativas del sector del transporte de mercancías es la prevalencia de camiones que regresan vacíos tras entregar sus cargas. Este problema no sólo supone una pérdida de tiempo y combustible, sino que también contribuye a una contaminación ambiental innecesaria y a un aumento de los costes operativos para los transportistas.
No te pierdas a Jasper hablando de este problema crítico en nuestro vídeo, centrado en el impacto medioambiental y financiero de los camiones vacíos.
Cuando un camión descarga en un destino alejado de su siguiente punto de recogida, a menudo tiene que recorrer cientos de kilómetros sin carga, lo que se conoce comúnmente como «deadheading». La distancia puede ser tan pequeña como 100 kilómetros o tan grande como 300 kilómetros, o incluso más en algunos casos. Este viaje en vacío se ve agravado por normativas como las que regulan las horas de conducción, que limitan el tiempo que un conductor puede estar en la carretera. A veces, estas normas obligan a los conductores a dar prioridad a llegar al siguiente punto de recogida en lugar de optimizar sus rutas en aras de la eficiencia, lo que se traduce en más kilómetros recorridos en vacío.
La ineficacia aumenta aún más por una mala planificación. Muchos transportistas se centran en llegar rápidamente al siguiente punto de recogida en lugar de encontrar la ruta más eficiente que minimice los trayectos en vacío. A pesar de tener acceso a una gran cantidad de datos, a menudo se hace hincapié en satisfacer las demandas inmediatas de programación en lugar de optimizar todo el trayecto.
Sin embargo, están surgiendo soluciones. Al adaptar mejor las cargas a las rutas preferidas de los transportistas, las empresas pueden reducir considerablemente los transportes en vacío. Por ejemplo, si un transportista está especializado en una ruta específica del punto A al punto B, el objetivo debe ser encontrar una carga de retorno que se ajuste a esa ruta. Este enfoque no sólo garantiza que el camión no viaje vacío, sino que también maximiza la eficiencia de toda la cadena de suministro.
Reducir los kilómetros en vacío no es sólo una mejora logística; tiene beneficios en el mundo real. A escala de la UE, una quinta parte (20,2 %) de las distancias totales recorridas fueron realizadas por vehículos vacíos en 2022. Si se pudiera eliminar incluso una fracción de estos kilómetros vacíos, supondría un ahorro de miles de millones de euros para los transportistas y una reducción sustancial de las emisiones de CO2.
En conclusión, aprovechando los datos y centrándose en una planificación de rutas más inteligente, el sector del transporte de mercancías puede abordar el problema de los trayectos de camiones vacíos, lo que se traduce en operaciones más eficientes y un impacto positivo tanto en la economía como en el medio ambiente.
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